"No basta con la dispensación de medicamentos seguros y eficaces"

Como profesional sanitario, el farmacéutico se debe al paciente. Su trabajo ya no solo se basa en la dispensación de medicamentos –su función quizás más estandarizada-, sino que también debe desplegar su vocación de servicio en todas sus facetas, en la de asesor, brindándole su consejo siempre que el paciente así lo solicite, o en la de prescriptor de hábitos saludables a la hora de prevenir la aparición o desarrollo de determinadas enfermedades.

Un profesional todoterreno que también se enfrenta al reto de llevar hacia delante la gestión de un negocio que se ha visto notablemente castigado por la reciente crisis que ha sacudido los cimientos de nuestra economía, que ha debido reinventarse para sobrevivir y diferenciarse sobre el terreno físico y online, donde el sector farmacéutico también ha hecho sus pinitos, que debe seguir formándose en management, gestión de equipos, implementación de nuevas tecnologías, etc., además de reciclarse en las competencias clave del sector. Todo ello sin dejar de lado la labor investigadora que se presupone a todo científico que se precie. ¿Cómo logra lidiar el farmacéutico con todos estos frentes?

Esfuerzo complementario

Muchos de los farmacéuticos acusan la dificultad de combinar su rol como gestor de una farmacia de barrio u hospitalaria con su labor investigadora, algo que a Pilar Gascón, vocal de Investigación y Docencia del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Barcelona (COFB) no le extraña: “Ciertamente, realizar investigación desde el ámbito asistencial requiere un esfuerzo complementario a la práctica profesional. Sin embargo, es esencial que se desarrolle investigación sobre la actividad asistencial –farmacia comunitaria y hospitalaria-, pues del resultado dependerá la incorporación de nuevos servicios profesionales.”

Una cartera de servicios que debe incorporarse a un nuevo paradigma dentro del sector, en el que el farmacéutico debe ir asumiendo un rol cada vez más asistencial. En palabras de Gascón, “el farmacéutico asistencial debe implicarse en contribuir a que los resultados de la terapéutica que utilizan los pacientes sean óptimos, no basta con la dispensación de medicamentos seguros y eficaces”. Un nuevo escenario que para la vocal de Investigación y Docencia del COFB hace “imprescindible que el farmacéutico cuente con mayor y mejor formación que debe empezar en el grado, continuar en el postgrado y acompañar al farmacéutico a lo largo de toda su vida profesional de mano de la formación continuada”.

Cooperación interprofesional

Consciente de que la formación de calidad es clave, por un lado, para la evolución del sector y, por el otro, para la consolidación del nuevo rol del farmacéutico, Gascón dice tener muy claras cuáles son esos nuevos conocimientos y competencias que debe desarrollar el profesional farmacéutico a partir de ahora, que no son otras que las descritas en la Orden CIN.  “Los egresados han de ser capaces de llevar a cabo cada una de las competencias que se contemplan”, apunta Gascón, algo que no está reñido con las reivindicaciones hechas desde distintos foros y que hacen especial hincapié en hacer de la atención farmacéutica un grado universitario.

Preguntada acerca de los retos de futuro del profesional farmacéutico, Pilar Gascón subraya la que, para ella, es “una de las asignaturas pendientes del sector”, que no es otra que fomentar de algún modo la colaboración entre las distintas profesiones sanitarias (médicos, enfermeras, farmacéuticos, etc.) “El paciente es uno y la atención sanitaria que le prestan los diferentes profesionales ha de estar coordinada. La necesidad de cooperación interprofesional debería también trabajarse desde la formación de Grado”, prosigue. En el ámbito asistencial, para Gascón es asimismo imprescindible que se contemple como necesidad “la investigación sobre los nuevos servicios profesionales que presta el farmacéutico y la eficiencia del modelo”.