El crecimiento del mercado de productos para dormir revela la necesidad de un buen descanso

Antes de tener que recurrir a una polisomnografía, prueba diagnóstica que se realiza para detectar posibles trastornos del sueño mediante el registro de las ondas cerebrales, los niveles de oxígeno en sangre y la frecuencia cardíaca y respiratoria, el camino para recuperar una buena calidad en el descanso puede estar a la vuelta de la esquina. Una buena opción es hacer sonar la campanilla del establecimiento de salud más próximo a los ciudadanos, consultar con el farmacéutico experto en buenos hábitos de vida y optar por el preparado comercial más adecuado.

El sueño en su mecanismo

Dado que el sueño es una función de cada persona que puede llegar a suponer hasta la tercera parte de existencia vital, cada vez es más claro que debe optar a la mayor calidad. Un tiempo estimado en 25 años, a tenor de las actuales tasas de esperanza de vida al nacer, que conceden al hecho de dormir, como conducta natural, periódica, discontinua e imprescindible para una vida sana, una relevancia que hasta hace poco no había tenido. A pesar de lo cual, los mecanismos y funciones del sueño no son todavía conocidos en toda su profundidad. Sin tener presente todavía, por ejemplo, que la imposibilidad total para dormir produce la muerte en periodos de una a tres semanas como se ha comprobado repetidas veces en modelos animales.

Razón para recordar que la regulación del sueño es parte de la homeostasis general del organismo, entendida como conjunto de fenómenos de autorregulación que dan estabilidad al medio interno. Una homeostasis que demanda mayor sueño cuanto mayor es la vigilia y también en sentido inverso. Por efecto de sustancias depresoras de la actividad neuronal como la adenosina, junto a otras de menor participación como la interleucina 1, la prostaglandina D2, el factor de necrosis tumoral alfa y el factor de liberación de la hormona del crecimiento (GHRH). Para la inducción del sueño mediante su acumulación durante la vigilia en el espacio extracelular del hipotálamo anterior, o el espacio subaracnoideo cercano, y mediante la activación de las neuronas del núcleo preóptico ventrolateral de esa zona del cerebro.

De igual forma, el ciclo circadiano responde a los cambios físicos, mentales y de comportamiento que experimenta el cuerpo durante 24 horas. Lo que permite hablar de ritmos circadianos que se pueden ver afectados por la presencia de luz u oscuridad y la regulación que se produce en el núcleo supraquiasmático del hipotálamo. Como determinantes de que una persona activa durante el día experimente su mayor necesidad de dormir entre las tres y las cuatro de la madrugada, con su opuesto por una menor necesidad de dormir a las 2-3 y 20 horas de la tarde. Por otro lado, el tercer gran factor que determina la cantidad necesaria de descanso es la edad. Donde un lactante reclama dormir 18 horas al día con un alto porcentaje de sueño REM, inicialmente de forma desordenada y progresivamente concentrado en la noche según se desarrolla su crecimiento. Hasta llegar a la etapa adulta, en la que suelen bastar entre siete y ocho horas para tener un descanso adecuado.

Movimientos oculares nocturnos

Durante el sueño el cerebro experimenta cambios en la persona que duerme, medibles con pruebas como el electroencefalograma de los movimientos oculares (EEG) y el electromiograma del mentón (EMG), dentro del periodo acotado como polisomnograma que estudia los patrones electrofisiológicos que definen las fases o estadios del sueño con relevancia clínica potencial. Durante los 20 minutos y media hora que va del adormecimiento al sueño superficial, el EEG, que se registra en las fases I y II, ofrece movimientos oculares lentos y generalmente horizontales y sin patrón de repetición, junto a un tono muscular conservado en mentón y, específicamente, la ausencia de sueños en la fase I. Pasando a la actividad a ondas delta en las fases III y IV, en el llamado sueño delta, sueño profundo NREM o sueño de ondas lentas, en el que todavía los movimientos oculares no son especialmente perceptibles y el tono muscular sigue bajo. Mientras que a los 90 minutos empieza el sueño REM, con movimientos oculares rápidos similares a los de una persona despierta, aunque con atonía electromiográfica completa en todos los músculos voluntarios, menos el diafragma. En las fases I a IV, respiración, ritmo cardíaco y presión arterial se muestran regulares. Hasta la fase REM en la que se vuelven irregulares, con una temperatura del cuerpo que pasa a depender de la ambiental (poiquilotermia).

Sobre estas fases las dos grandes categorías del sueño son el sueño REM, por el rápido movimiento que lo caracteriza, entre el 20 y el 25% de la noche, y el sueño no REM (NREM), que comprende las fases I a IV. Estas dos modalidades, NREM-REM, componen su ciclo completo cada 90 minutos en personas adultas jóvenes, con un total de cinco ciclos por noche, con mayor presencia NREM al principio y REM al final. Aunque en ambos momentos parece que se emulan los patrones de actividad neuronal vividos durante la vigilia, pero mediante un cerebro solo parcialmente en uso. Circunstancia que explicaría la capacidad de soñar, y recordar los sueños a veces, durante la noche y al despertar.

Como muestran las pruebas de tomografía por emisión de positrones (PET), el sueño NREM se caracteriza por una profunda hipoactividad cerebral a excepción de las áreas sensoriales primarias. Mientras que en sueño REM se registra actividad intensa en amígdala, hipocampo y córtex frontal parasagital, con implicación en la memoria y las emociones. A la vez que se muestran inactivas áreas de córtex asociativo, que podría explicar el carácter medio lógico, medio fantástico, de los sueños habidos en esta fase.

Cerrar los ojos a tiempo

Fundamental para que el sistema nervioso funcione correctamente, el sueño depende de los citados mecanismos homeostáticos y circadianos que dictan la comunicación neuronal, cuya complejidad marca los cambios entre vigilia y sueño. Para cuyo inicio del descanso se activa el grupo nuclear VLPO del interior del cerebro, cuyas células inhibidoras emplean GABA y galanina como neurotransmisores, en contraste con la función del hipotálamo relacionada con la actividad diurna. Mientras que el área esencial que desencadena y coordina los elementos del sueño REM parece radicar en la parte anterior del núcleo reticularis pontis oralis .

Según la Clínica Mayo, entre sus funciones vitales, el sueño contribuye a mantener el metabolismo neuronal, a poner el sistema cardiovascular en reposo y a servir de equilibrio para el metabolismo de los líquidos dentro del organismo. Junto a su implicación en la conservación de la energía del cuerpo y su papel en la termorregulación y la `detoxificación´ cerebral, además de la restauración de tejidos y la capacidad para la memoria y el aprendizaje.

En lo que respecta a la temperatura corporal, esta baja según avanza el sueño. Mientras que perder el 50 % de sueño saludable durante seis días reduce la tolerancia a la glucosa, baja la tirotropina y eleva las concentraciones de cortisol al atardecer, además de la actividad simpática. Con perjuicio de la consolidación de la memoria de entrenamiento, si el sueño REM se ve impedido.

Entre la almohada y la importancia clínica

La privación de sueño lleva a somnolencia y menor rendimiento psicomotor, con reducción de la capacidad verbal y del razonamiento cotidiano con repercusiones clínicas. A partir de una falta de claridad mental que dificulta afrontar adecuadamente situaciones novedosas, como se ha estudiado abundantemente en médicos residentes que incurren en errores de juicio, sufren más accidentes de tráfico y pueden desarrollar depresión tras largas vigilias mantenidas durante guardias prolongadas.

El sueño normal se caracteriza por cambios en la postura horizontal cada 20 minutos para evitar lesiones por presión, sin especial interrupción del sueño en estos pequeños despertares, salvo que existan patologías que dificulten la movilidad de la persona, como la artritis o la enfermedad de Parkinson, en las que el cuadro nocturno se complica.

En condiciones normales facilita la llegada del sueño disponer de un lugar tranquilo y no expuesto a luces o ruidos que actúen de estímulo. Dicho inicio en el acto de dormir puede verse retrasado tanto por cambiar de escenario como por estrés, miedo, dolor, actividad importante o consumo de sustancias excitantes. Factores que retrasan la somnolencia, generalmente caracterizada por tendencia a la inmovilidad, menos parpadeos espontáneos y bostezos, aunque estos no siempre son signo de proximidad al sueño. Una somnolencia que se confirma con la dificultad para mantener abiertos los ojos, la no reacción a estímulos exteriores y una mayor temperatura en pies y manos.

Son fenómenos de potencial interés clínico durante el sueño el hablar dormido (somniloquia), las pesadillas ocasionales, la parálisis de sueño aislada, los ronquidos moderados que no conllevan apnea ni somnolencia durante el día o los movimientos puntuales de las extremidades, entre otros posibles.

Cuando empiezan los problemas serios

La falta de sueño produce mareos, falta de concentración y olvidos de memoria durante la jornada. Además de estorbar el desempeño físico con riesgo también de alteración del ánimo y padecimiento de alucinaciones. Ya que, sin descanso efectivo, las neuronas pierden mucha energía y dejan de funcionar bien. Sin olvidar el problema que supone el deterioro de las conexiones neuronales que suelen realizarse durante la noche. Mientras que un sueño profundo libera la hormona de crecimiento necesaria para los niños y adultos jóvenes, a la vez que se generan más proteínas y se pierden menos durante el sueño. Pero, sin embargo, muchas personas padecen problemas de sueño sin percibirlo, a excepción de sentirse cansados y con dificultad para iniciar sus tareas. Dándose la posibilidad de que surjan en el tiempo trastornos del sueño como problemas relacionados a la hora de dormir, tanto si es al conciliar el sueño o al mantenerlo, como si el problema es quedarse dormido en situaciones involuntarias, dormir demasiado y desarrollar conductas anormales durante el sueño. Tales trastornos del sueño interfieren con el trabajo y el desenvolvimiento social de las personas, siendo frecuentes en personas con patología mental. Hasta el punto de que el insomnio crónico puede llevar a depresión y ansiedad. De forma general, los trastornos del sueño son la falta de sueño (insomnios) o su exceso (hipersomnias), aparte de las manifestaciones inusuales durante el sueño (parasomnias), como pueden ser los problemas respiratorios o los trastornos del ritmo cardíaco, que se constituyen en disfunciones del reloj interno. Entre las hipersomnias que arrastran la inclinación a dormir a cualquier hora se distingue la narcolepsia, cuyos síntomas principales son la pérdida de tono muscular (cataplexia) sin perder la conciencia, las alucinaciones hipnagógicas y las parálisis del sueño con imposibilidad de hablar en el paso de la vigilia al sueño, probablemente por defecto de la hormona hipocratina.

También existen los casos de hipersomnia idiopática con superación de las 10 horas de sueño y de somnolencia diurna que produce siestas prolongadas pero sin descanso asociado. Aparte de las hipersomnias psicógenas como las que pueden derivarse del trastorno bipolar. Sin olvidar hipersomnias medicamentosas por psicofármacos como algunos hipnóticos, neurolépticos, antidepresores, antihistamínicos y antiepilépticos. U otras hipersomnias causadas por tumores, accidentes vasculares cerebrales, enfermedades neurológicas generativas, virus o problemas endocrinos.

Por otro lado, y dentro de la dimensión respiratoria del sueño, las apneas de sueño son los trastornos del sueño más común junto a los insomnios. Pero con la diferencia de que pueden tener importantes derivadas, como los accidentes vasculares cerebrales (AVC) como eventos agudos y altamente peligrosos para el paciente. Apneas que se procuran evitar con dispositivos como la Presión Positiva Continua en la Vía Aérea (CPAP), que insufla aire por la vía aérea superior, fundamentalmente la nariz, con objeto de mantener la respiración durante el sueño.

Melatonina y otras posibilidades

La capacidad para dormir en tiempo y forma viene de aspectos externos como la luz ambiental o como la melatonina, ya sea la hormona segregada por la glándula pineal del organismo o administrada en forma de medicamento, N-acetil-5-metoxitriptamina . Factores que se relacionan de forma tan íntima que la secreción natural de melatonina aumenta cuando está oscuro y disminuye cuando hay luz. Porque es una sustancia que interviene en los procesos relacionados con los ritmos biológicos, como el binomio entre la vigilia y el sueño. Con la salvedad de que la producción de melatonina disminuye con la edad.

Como explica la Clínica Mayo, cuando la melatonina se adquiere como suplemento, ya sea en tableta o cápsula oral, es fruto del trabajo realizado en laboratorio para tratar casos de insomnio o desfases horarios. Se indica para trastornos del ritmo circadiano de sueño-vigilia en personas invidentes y puede mejorar los trastornos del sueño en adultos y niños. También cuando hay fase del sueño retrasada por trastorno del ciclo de sueño-vigilia con fase tardía, porque reduce la cantidad de tiempo necesario para dormirse al adelantar el comienzo del sueño.

No obstante, parece que la melatonina ni mejora la calidad del sueño en insomnio ni alarga su duración. Aunque sí suele mejorar los síntomas del desfase horario, como son el estado de alerta y la somnolencia durante el día. Sin que se sepa a ciencia cierta si la melatonina mejora la situación de las personas que tienen que trabajar por la noche y dormir de día.

Por otro lado, la melatonina podría reducir la confusión y la agitación que padecen las personas con enfermedad de Alzheimer por la tardes, pero sin mejorar su cognición.

La melatonina es un recurso considerado generalmente seguro, aunque puede producir en algunas personas dolor de cabeza, mareos, náuseas y, por supuesto, somnolencia, si se administra de día. No siendo imposible tampoco que se den casos de breves sentimientos depresivos, temblores leves, ansiedad moderada, cólicos abdominales, irritabilidad, lucidez reducida, confusión y/o desorientación.

Existen alternativas comerciales a la melatonina como son la apigenina , compuesto vegetal bioflavonoide con potencial para mejorar la calidad del sueño, aparte del inositol , la L-teanina , la glicina , la valeriana y el ácido gamma-aminobutírico, GABA .

Despejando cifras

El mercado de los productos que favorecen la relajación y el sueño (13A) se divide en tres segmentos: los productos para dormir (13A3), los productos relajantes y para dormir (13A9) y los productos relajantes (13A2). Tres segmentos unidos por una misma tendencia al alza en ventas como muestra el último repaso realizado a las ventas mensuales realizadas por las farmacias del país según metodología Flewview National Sell Out Monthly de la firma IQVIA. Perspectiva analítica que distingue entre las dispensaciones contabilizadas en volumen por cuantificación de las unidades y su valor a precio de venta al público (PVP). Con señalamiento de los porcentajes de crecimiento (PPG%) obtenidos, en este caso positivos, y las cantidades finales acumuladas en el periodo transcurrido entre agosto de 2023 y julio de este año en curso 2024 (MAT 07/2024). Enfoque que se completa con el Top5 de las compañías más vendedoras por sus resultados igualmente conocidos a PVP.

Así fue que hasta el inicio de este verano recién concluido el mercado de los productos para la relajación y el sueño lograron en su conjunto unas ventas incrementadas al 11,59 % en valor con su correspondiente subida en volumen, que alcanzó un 5,77% más. Euros, por tanto, por encima de las unidades, que expresaron una saludable dinámica en precios y favorable a las estrategias de crecimiento de las compañías. De forma que, al final del periodo, las ventas se aproximaron a los 13 millones de envases dispensados, cuyo valor se encaminó igualmente a los 156,4 millones de euros a PVP

Compañías bien despiertas

A diferencia de otros segmentos menos atentos a incrementar el margen de las farmacias, el mercado de los productos para mejorar la calidad del sueño de los ciudadanos mostró hasta el pasado mes de julio unas dinámicas comerciales flexibles y competentes dentro de un mercado, no obstante, ya sobradamente consolidado. En primer lugar y por corporaciones, el segmento de los productos relajantes (13A2) organizó su Top5 por este orden y a favor de Esteve, Procter & Gamble, Uriach Consumer Healthcare, Cinfa e Italfarmaco. Cinco firmas que, en unión, experimentaron un crecimiento del 13,42 % en valor, bastante por encima de su expansión cifrada en el 2,59 % de su volumen. Unos resultados que les permitieron aproximarse al millón de unidades vendidas por un valor que superó los 13,2 millones de euros.

En segundo nivel y con su propio Top5 , se establecieron los productos para dormir (13A3), netamente clasificados con Hartmann a la cabeza, seguida de Boiron, Milvus, Angelini Pharma y Nutrición Médica (Cantabria Labs). Un conjunto de entidades productoras y comercializadoras de referencias dirigidas a incentivar el sueño saludable de las personas con el resultado de haber cosechado el segundo mayor crecimiento en euros del periodo, con un 12,38 %. Un porcentaje al que correspondió un ascenso en volumen del 7,17 %, en evolución sancionada positivamente además con más de 1,6 millones de unidades dispensadas por una sobresaliente cifra de más de 125,3 millones de euros en ventas.

Por último, y en tercera posición, los productos relajantes y para dormir (13A9), cuyo ranking estuvo formado por Schwabe, Uriach Consumer Healthcare, Faes Farma, Aboca y Peroxfarma, lograron la expansión más discreta del periodo a pesar de ser netamente positiva. Efectivamente, su elevación en valor fue del 5,1 %, a pesar de ver como su volumen decrecía en un sensible -0,09 %. Sin que ello fuera obstáculo para lograr la venta de más de 1,7 millones de envases de productos para el sueño y la relajación, con los que pudieron acercarse a los 17,8 millones de euros a PVP.

Sin tener que soñar para crecer

Es sabido que los sueños más intensos y de contenido más narrativo, aunque pueda ser absurdo, se producen en las fases REM, a diferencia de los que se producen entre las fases II a IV, que son más simples. Experiencias psíquicas que en nada tienen que ver con un mercado claramente en expansión y que no necesita plantearse expectativas más estimulantes que las que le facilita la propia realidad.

Esta tesis volverá a ser refrendada durante la celebración del congreso europeo del sueño, Sleep Europe Congress , que se celebrará en Sevilla del 24 al 27 de septiembre. Será durante el 27 encuentro bienal de la Sociedad Europea para el Estudio del Sueño, con apoyo de la Sociedad Española del Sueño (SES), en el que por primera vez se incluye la temática clínica del sueño en pediatría, junto a los temas troncales clásicos del sueño para la salud humana y animal, la neurología, la salud pública y la salud mental. Momento en que se aportarán igualmente novedades en farmacia, wearables y sensores, neuroimagen, inteligencia artificial, sueño y Alzheimer, variabilidad genética de los trastornos, neuromodulación para control remoto del sueño y otros muchos aspectos relacionados con el buen descansar, aprovechando que la capital hispalense va a ser muy pronto un sueño para Europa.

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