El farmacéutico, un agente fundamental para luchar contra la epidemia de los trastornos del sueño

Las patologías relacionadas con el sueño no solo suponen un infierno para las personas que las sufren, sino que influyen en toda la sociedad. Aspectos como la productividad laboral, la seguridad vial o las relaciones sociales, entre muchos otros, se relacionan estrechamente con estos trastornos crónicos del sueño, cuya relevancia epidemiológica es cuanto menos impactante. En relación a las disomnias (es decir, cualquier perturbación de la cantidad, la calidad o la temporalidad del sueño), la Sociedad Española de Neurología calcula que afectan al 10% de la población de España (al menos cuatro millones de personas). En este sentido, entre un 20% y un 48% de los adultos tiene problemas para iniciar o mantener el sueño. Otros organismos internacionales señalan que estas patologías amenazan la calidad de vida de hasta el 45% de la población mundial. Habida cuenta de la importancia de una buena higiene del sueño, el Consejo General de Colegios Farmacéuticos (CGCOF) publicó un Punto Farmacológico dedicado al tema, bajo el título `Trastornos del sueño: abordaje farmacoterapéutico´, donde detalla cómo puede contribuir la farmacia a atajar esta pandemia del siglo XXI. En el documento, el CGCOF alerta, en línea con las advertencias de la Organización Mundial de la Salud, que no dormir lo necesario "constituye ya una epidemia mundial", y se ha relacionado como factor de riesgo del desarrollo de determinados trastornos neurológicos (como ictus, párkinson o alzhéimer) u otras enfermedades (diabetes, enfermedades cardiovasculares, etc.).

Y si bien su prevalencia e impacto sociosanitario han adquirido una mayor trascendencia en el mundo occidental como una de las consecuencias derivadas de la pandemia de la Covid-19, sigue siendo fundamental incidir en la importancia de la prevención. Así, el informe de los farmacéuticos alerta de que se trata de un problema muchas veces subestimado.

Una amplia tipología de trastornos con algunos síntomas comunes

Para empezar, cabe señalar que se han descrito más de 100 tipos de trastornos del sueño diferentes, de origen muy variado, que en ocasiones aparecen como efecto o consecuencia de ciertas enfermedades y pueden constituir factores de riesgo para la aparición de otras patologías. Clásicamente, de forma general se ha diferenciado entre disomnias, las patologías que con mayor frecuencia afectan al sueño y se definen como cualquier perturbación de la cantidad, la calidad o la temporalidad del sueño, y parasomnias, que son trastornos menos frecuentes de la conducta durante el sueño asociados con episodios breves o parciales de despertar, sin que se produzca una interrupción importante del sueño ni una alteración del nivel de vigilia diurnos. Las parasomnias suelen implicar movimientos anormales y antinaturales, comportamientos, emociones, percepciones y ensoñaciones durante las fases del sueño, o durante la privación del mismo.

Como enfermedad de la esfera psiquiátrica que es, los trastornos del sueño se pueden clasificar siguiendo los postulados de los criterios diagnósticos del `Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders´ (DSM-V) de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) o la clasificación CIE-10 de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero de forma general, las personas que los sufren presentan mal descanso, insatisfacción en la calidad del sueño, el horario y la cantidad. Algunas de las manifestaciones comunes de estos trastornos son: imposibilidad para conciliar el sueño o despertar temprano, agotamiento y bajo rendimiento físico, disminución de la libido, incapacidad para concentrarse, somnolencia diurna, etc.

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